Deja de vender dramas,
de rentabilizar tus miedos,
tú, que solo vives para machacar,
pobre del que no aporta,
porque de eso se trata esta vida,
de aportar,
otros se apartan sumidos en una eterna espera,
me mantengo fiel,
a mis valores,
a mis palabras,
a mis errores,
a mis defectos,
a las personas que viven haciendo magia en mí,
a mi sentir.
Otros,
imprecisos teatros,
otros, locos,
deseosos,
muertos por querer tener la razón en su terreno,
cogí el timón,
valoro esta fidelidad,
después de tanta hipocresía latente,
Algunos solo odian por el hecho de hacer sentir mal a otras personas, critican por dañar,
si algo no te gusta o no te termina de agradar no tienes que gritarlo,
ni humillar,
solo apártate de ahí, o da tu opinión pero con educación.
Si la falsa calma que traen esas personas que se tropiezan por tus días no debe impedir que florezca lo real.
La grandeza de poner en práctica nuestra educación.
Pasado,
ahora que no me oyes,
déjame decirte lo que no debiera.
Solo pedí que cumplieras con tu palabra.
Solo deseo rebuscar ese deseo de buena suerte para ti,
y lo encuentro rápido,
porque nunca deseé mal a nadie,
deseé que supieras bien lo que hacer,
pero que más suerte puedo desearte si la suerte vive contigo,
puedes tener todo y más,
cuándo quieras,
cómo desees,
ojalá te despiertes un día con esa sensación,
y estar seguro de lo que quieres realmente,
eso que te hace feliz,
aquello que te da motivos verdaderos para sonreír,
para llorar de alegría.
Día sí y día también, escribía una despedida válida para ti,
pero eres parte de mí,
de mi historia,
y caí en que ninguna despedida sería valorada por ti,
con el alma rota y despedazada te escribía,
y brindaba por y para ti,
juro que no escribí nunca letras tan desdichadas como aquellas.
Esas,
que jamás mostré.
Esas,
en las que mi conciencia se esfumaba,
solo hablaba mi amor.
Palabras que no verán luz,
palabras que no merecen ser escuchadas,
quizás por lo verdadero de ellas.
O tal vez sueños rotos,
que ya no tienen la más mínima importancia.
...
Casi una vida entera después,
solo tomé impulso,
lento,
pero eficaz,
solo al conocer su oscuridad pude valorar la luz,
pude valorar el lujo de tener este presente al lado.
Contar a diario con este privilegio.
Ahora las canciones ya no me suenan igual,
ya no me levanto por inercia,
Toda mi vida de lleno en la inversión que es buscar la verdad,
lo que yo llamo verdad, lo real,
todos la esconden alegando ser oro puro.
Fallo a fallo,
intentando hacerme con sabiduría,
no soy quién para juzgar lo correcto, ni mucho menos lo incorrecto,
¿pero quien lo es en esta realidad?
¿quién es digno de poseer la justicia?
recibimos a diario verdad,
corrección,
buenos argumentos,
motivos,
educación,
sabiduría,
recibimos esto a cambio de escuchar cuando en realidad querías hablar.
Hay días en los que el engaño se deja vencer por el egoísmo,
las caídas nos pesan y solo queremos avanzar, sea como fuere,
de cualquier manera,
el ego nos enfrenta y nos hace querer hablar, querer que se hable solo de lo nuestro,
nada más reinando por aquí,
cuando el saber escuchar nos brinda todo.
Lo que necesitamos es humildad,
paciencia,
no solo pensar que lo nuestro es la única verdad posible,
que debemos ser escuchados sin escuchar primero nosotros,
saber escuchar nos da eternidad.
No estamos satisfechos con nada,
el ser humano solo quiere más a cada segundo que nos agenciamos algo,
el afán por tener, la posesividad y el deseo se apoderó de nuestras ganas,
dejandonos en blanco,
el ego se adueñó de nuestra persona,
y nos mantiene en cautividad,
atrapados como animales que somos.
¿Y quién fue el primero que encerró a un animal?
descartando su libertad al no tener conciencia conocida.
No satisfechos con todo eso,
quebrantamos cualquier verdad por no saber escuchar en el momento adecuado,
en ese en el que debimos callar.
cuando hieras y saques su peor versión, más tarde te pararás a pensar que cuando sane y saque a relucir su mejor versión esa ya no será para ti,
no serás testigo de ella·
Cada vez estoy más cerca de mí,
cada día olvido todo lo gris que tengo,
cada minuto elijo lo mejor para mí,
cada segundo me alejo de aquello que quiere provocar algún daño en mí, aún sin saberlo,
porque ahora me cuido,
porque ahora lo considero,
porque ahora sé que lo merezco,
y acepté que hay cosas que nunca cambiaran, que no quiero cambiarlas,
y jamás fui una persona que devolviera las llamadas de quien no trae nada bueno,
aprendí que la vida es un regalo que se entregó sin un fin concreto.
Que nosotros mismos debemos sacarle provecho a ello,
debemos buscar algún fin certero.
Me empapo de señales que recibo,
les doy algún significado,
y las convierto en motivos,
siempre pensé que nuestro origen sería algo de instinto,
no podemos deshacernos de él después de todo,
el instinto nace con nosotros,
nos orienta,
espera que nos detengamos frente a la respuesta más acertada.
Ya no espero que aquello que llaman destino me lleve de un suspiro a la calle de la decisión,
la soledad me protege,
el tiempo me guarda,
la indecisión me compadece,
ahora me siento viva,
ahora me siento acompañada,
aunque me separen kilómetros de lo que me das,
de ti,
¿es algún tipo de magia eso?
es solo aprendizaje,
experiencia,
realidad.
Hoy solo acepto esa verdad,
el regalo que es vivir,
me adapto,
quizás por eso estoy aquí.
Nos pasamos toda la vida intentando asimilar que las cosas no pueden cambiar,
o tal vez queriendo encontrar el origen de algo casi inexplicable,
pensando que llegando a conclusiones que nos esclarezcan más en esta bruma que es la vida podemos modificar las cosas, cuando las cosas son así por algo,
no tenemos que cambiar aquello que no nos identifique o no pegue con las características incluidas en nuestra pareja ideal por ejemplo, ni podemos cambiar la conducta de alguien alegando saber lo correcto,
podemos mejorar, podemos ayudar a progresar, pero nunca querer cambiar a nadie ni a nada por mero egoísmo,
sin pensar en que la realidad está ahí,
escondida entre tanto búsqueda ajetreada.
Ahora solo me quedo con motivos para vivir de verdad,
porque me encontraron,
porque abrí los ojos.
Cada día es una nueva oportunidad,
y que bien sienta que te acompañen y no te suelten en cada una de ellas.