"Enamórate de mis defectos, de mi lado temperamental..del caos que suelo causar cuando no sé como manejar la situación..de mi forma de gritar, enamórate de mis fisuras de mis cicatrices..de ese lado mío que casi nadie conoce.
De mi lado irónico, sarcástico..perverso, de mis horribles manías.
Porque sí..porque cualquiera puede enamorarse de mi sonrisa, de mi lado divertido, de mi lado tierno, de mis cursilerías, de mi lado enamoradizo..cualquiera."
Uno de mis pequeños errores fue decirte de esto..de mi rincón..que ¿porqué?..
Porque ahora sabes todo de mí. Y no, no es justo.
Prefiero perder, y no quedarme con las ganas de haber intentado todo lo posible, antes que arrepentirme por quedarme al margen..con sentimientos escondidos.
Estoy aquí, ahí, dando la cara.
Soportando todo daño.
Sin rencores.
No me queda nada más.
Lo he dado todo.
Te lo he dado todo.
Y que me falta por decir.."Espera de mí, lo que recibo de ti"
¡Os comparto esto..maravilloso!...
He perdido el tiempo. Que alguien me ayude, porque no sé dónde lo
dejé. Era un tiempo así como breve, hermoso, delicado, lleno de buenos
momentos y de alguno malo también. Seguro que lo reconocerás enseguida.
No tiene pérdida posible, por eso me extraña haberme despistado con
tanta facilidad. No hay otro tiempo así. O al menos yo no lo recuerdo.
He perdido el tiempo y necesito encontrarlo. Razón aquí y ahora. O mejor
dicho, ya.
He perdido el tiempo contigo. Y la verdad, no sé cómo
ha podido volverme a pasar. Porque esta vez lo teníamos todo atado y
bien atado, a buen recaudo, y encima sin necesidad de pasar por ningún
sitio a firmar. Sabíamos que lo nuestro era especial. Lo sentíamos, no
hacía falta ni decirlo, lo sabíamos y ya está. Lo teníamos tan claro que
lo único que nos daba miedo era dejarlo escapar.
Y en cambio, lo
tratamos como si fuese de lo más rutinario. Lo capullos que fuimos,
dios. Lo irrepetible que era esta ocasión, y la oportunidad que la vida
nos brindó. Como si después de lo que hemos vivido, nos mereciésemos
volver a querernos bonito, volver a volar. Y tú y yo ahí, como si no
fuese con nosotros.
Hemos vuelto a hacer lo de siempre, darlo todo por
hecho, sin darnos cuenta de que lo que se estaba haciendo en ese momento
no se volvería a dar más. Nunca más.
Pero que no cunda el
pánico, porque he perdido el tiempo solo también. He creído que las
cosas que no pasaban era porque no tenían que pasar. Viéndolas venir,
esperando a la vida repanchingado, en vez de mover el culo e irla a
buscar. Y de ese modo sólo te vienen malas noticias. Porque esa es la
gran diferencia entre las buenas y las malas noticias. Que las malas
siempre vienen solas, sin necesidad de que hagas nada. Las buenas, en
cambio, sólo les llegan a los que se embarcan dispuestos a naufragar.
Le
he exigido a la vida tantas veces una nueva oportunidad. Como si fuese
algo más que un derecho, como si fuese su responsabilidad. Y ella, que
ya es de por sí puta cuando no le exiges nada, imagínate cuando encima
le vacilas y le vas de guays.
He perdido el tiempo dedicándoselo a
gente que no valía la pena. Y echando de menos a los de verdad,
diciéndoles a ver cuándo nos vemos, mintiéndoles a ellos y a mí una y
otra vez, dejando sus vidas pasar. Borrándome de sus fotos futuras,
comiendo en casa solo, en vez de ir a comer con mamá. Llamando a tipos y
tipas irrelevantes, gastando minutos en cosas urgentes en vez de hablar
de lo que de verdad importa, repasando agendas y dietarios en vez de
las curvas y líneas rectas que tienden hacia la felicidad.
Por
eso aquí ando, buscando de nuevo ese tiempo perdido. Otra pérdida de
tiempo, pensarás. Pero la verdad es que me importa muy poco lo que
pienses ahora. Necesito encontrar ese tiempo y ponerlo de nuevo a pasar.
Además, habérmelo dicho entonces, cuando perdía el tiempo. Haberme
avisado cuando todo me daba igual.
Hoy me queda menos que
entonces, hoy el paso del tiempo se ha acelerado y ha cogido velocidad. Y
sin embargo aquí estoy, como un imbécil gastándolo en algo tan
improductivo como recordar. Echo de menos el tiempo perdido. Y lo quiero
recuperar. Lo pienso recuperar. Y lo voy a recuperar.
Hoy quiero
decir las cosas que siento cuando las sienta. Esté sentado con quien
esté sentado. Y si estamos acostados ya ni te cuento. Y si cuando se lo
digo no le gusta, él o ella verá.
Hoy me da lo mismo caer mal o regular.
Porque si para caerte bien tengo que ser otra cosa, prepárate para
aguantar. Hoy, además, soy menos exigente con los demás. Porque ahora sé
lo que cuesta arriesgarse y lo difícil que es acertar. Es curioso, cada
vez juzgo menos y cada vez me juzgan más. Pero también soy menos
transigente con la falta de inteligencia, de higiene y -sobre todo- de
humanidad. Hoy creo que una conversación puede ser sanadora.
Y que un
silencio fuera de tiempo te puede acabar de condenar. Callarse es cada
vez más peligroso. Y negarse a aceptar algo puede ser un principio para
encontrar un pedazo de eso que llamamos verdad.
Quiero decir «te
quiero» cuando me dé por ahí, sin miedo a lo que me puedan contestar.
Porque el miedo es eso que te pasa por dentro cuando estás a punto de
hacer lo que tienes que hacer.
Hoy salgo de casa como quien
aterriza en una ciudad que no ha visitado jamás. Con un mapa distinto
cada día, con miles de monumentos a visitar. Y con una guía que se llama
intuición. Y una maleta llamada recuerdo. Y una divisa que no admite
cambio alguno y se llama honestidad.
No me malinterpretes, puede
que todo esto te parezca una parida, una pérdida de tiempo, o puede que
incluso le hayas encontrado algo de utilidad. Pero te lo digo con todo
el cariño, me la suda. Como que me da igual. Con amor del rico rico.
Muá.
Porque yo ya he perdido el tiempo, pero del muy bueno y en cantidad.
Puede que me haya vuelto loco, o viejo, o todo a la vez.
Y puede que eso sea lo único que me vaya a volver jamás.
Risto Mejide.
El tiempo no se pierde, la vida es una cadena de experiencias. Todos hemos sentido alguna vez, casi todo de lo que habla.
ResponderEliminarHristo me parece una persona brillante y muy inteligente y también humana.
Saludos.
Muy de acuerdo con tus palabras!
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