Lo queramos o no, todas y cada una de las personas que pasan por nuestra vida dejan algo en nosotros, cosas buenas o malas, pero siempre queda algo, algo que nos hace crecer como personas, que nos hace diferenciar entre los buenos recuerdos y los no tan buenos.
Intenté sustituir a personas insustituibles y olvidar a personas inolvidables, también perdoné errores imperdonables, me decepcioné con personas cuando pensé que nunca me decepcionarían en las que siempre confié, pero también decepcioné a alguien.
pero caí en la cuenta de que solo se le da importancia a los recuerdos malos, a los agobios, a las situaciones incómodas, y por el contrario, a todo lo bueno se le aparta, se deja a un lado, cuidado, no digo que olvidemos lo malo, sino que no borremos lo bueno, que hay dos tipos de momentos y de recuerdos, los BUENOS y los MALOS. Propongo lo siguiente:
Démosle la importancia necesaria a los dos, los dos por igual, siempre.
ThB.
Me ha gustado mucho. Me parece que tienes mucha razón en lo que dices. Eso sí, matizaría el final: creo que a las cosas, sean buenas o malas, hay que darle la importancia justa y necesaria, ni mas ni menos, la real que tienen. Simplemente no olvidar ninguna pero no hacer de ninguna de ellas un mundo.
ResponderEliminarMe alegra mucho que te guste,estoy de acuerdo en lo que has dicho, y lo tomaré en cuenta:)
EliminarEs curioso porque la gran mayoría de las personas cuando habla de los recuerdos inolvidables re refiere a los buenos cuando también existen los malos. Quizás es porque estos generalmente tratamos de olvidarlos aunque a veces al tratar de olvidarlos aun los recordamos más. Quizás lo mejor sea abstraerse de ellos, pasar de ellos. Es complicado. Y los masoquistas ¿también se quieren olvidar de los malos recuerdos? ¿o prefieren disfrutarlos?.
ResponderEliminar