Lineas suspensivas siempre resignadas al punto y final.
Ya no me pregunto donde estabas cuando todo mi tiempo se perdía en buscarte para hacerte reír.
Donde estabas cuando el Sol se durmió.
Y si se trata de admitir, sí, me dieron ganas de coger las maletas y retirarme de una vez por todas, pero siempre encontraba un millón de "peros" que encontraba al bajar por tus escaleras.
¿Porqué?
Dímelo tú yo ya no lo sé.
Hoy cuesta tanto disimular.
Nada es lo que fue.
Y ya no espero.
Mientras tanto, Sabrás como olvidarme para hacerme recordar.
Noviembre llega recordándome tus ojos.
Inevitable supongo.
Vete ya y sal de aquí.
Porque la vida no concibe tantos tratos.
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